martes, enero 10, 2006

Potosí

6 de la mañana, y el bus pasa lentamente entre pequeños cerros que reciben una fresca lluvia potosina, lo cual creí que no pasaría, ya que en mi corto pero efectivo research antes de viajar, leí varios datos en los cuales se aseguraba que en Potosí las lluvias eran muy escasas.
Llegamos, pero aún estábamos por comprobar si el frío que sentimos al salir de la flota era el común frío de la madrugada, o el crudo frío por el cual se conoce a Potosí.

Tuvimos tres días para pasear como buenas turistas, de los cuales me propuse no desperdiciar ni un solo minuto. El sol nos acompañaba pero era cruel con sus rayos cortantes, calmados, a veces, torrencialmente con la impasible lluvia.
Esquivábamos iglesias a cada paso, mientras escuchábamos los estridentes susurros del Sumaj Orcko, llamándonos a sus recovecos donde con ayuda de un dinamitero experto, dimos coca, cigarros y alcohol al Tío.

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